martes, 10 de septiembre de 2013

Credito:
Reuters
La industria de refrescos de México dijo que un nuevo impuesto propuesto por el Gobierno a las bebidas azucaradas como parte de un paquete económico haría poco por combatir la obesidad y golpearía a las empresas y a los consumidores, especialmente a los más pobres.
El presidente Enrique Peña presentó el domingo una iniciativa de reforma fiscal que contempla un gravamen especial de un peso por litro a las bebidas azucaradas, entre ellas los refrescos, los cuales pagan actualmente el impuesto al valor agregado (IVA) del 16 por ciento.
"Nos parece que no abona a resolver el problema de la obesidad", dijo a Reuters el director de la Asociación Nacional de Productores de Refrescos, Emilio Herrera.
"El impuesto representa entre 15 y 20%, y se recarga en muchísima mayor proporción en las familias de menores ingresos de este país", agregó el dirigente.
México, un país con 117 millones de habitantes, tiene un consumo de cerca de 163 litros de refresco per cápita, uno de los más altos en el mundo, y el Gobierno espera recaudar 12,000 millones de pesos (unos 915 millones de dólares) con el nuevo impuesto.
Los mayores embotelladores Coca-Cola en México son Coca-Cola FEMSA y Arca Continental, mientras que la de Pepsi es Cultiba.


herrera dijo que el nuevo gravamen causaría una caída en los volúmenes de la industria, lo que a la larga incidiría en toda la cadena productiva que inicia desde los productores de azúcar y fruta, y llevaría eventualmente a la pérdida de empleo e inversiones.




IMPUESTO DISCRIMINATORIO
The Coca-Cola Company, cuyas marcas son las más consumidas en México, dijo el lunes que el impuesto propuesto a las bebidas azucaradas es discriminatorio e incompatible con una buena política fiscal.
"Un impuesto sobre bebidas no está justificado. La gente consigue calorías de muchos alimentos y fuentes de bebidas, y un impuesto sobre un producto no va a resolver un problema tan complejo como la obesidad", dijo la firma en un comunicado.
Coca-Cola agregó que los refrescos y otras bebidas endulzadas con azúcar representan sólo entre 5.5 y 6.6% de las calorías promedio en la dieta de los mexicanos.
En México, Coca-Cola vende más de 60 marcas de bebidas no alcohólicas, de las cuales 40% son sin azúcar, bajas en calorías o sin calorías.
El Gobierno buscaría con el nuevo impuesto desalentar el consumo de bebidas azucaradas, con cero aporte nutricional, que según la propuesta "contribuye de manera notoria al exceso de ingestión energética y es factor importante en el desarrollo del sobrepeso y obesidad en México".
Analistas opinan que el impuesto podría cambiar la mezcla de ventas de las embotelladoras cuya gama de productos incluye otras bebidas y agua.
"El consumidor tenderá en un porcentaje a consumir más otros productos como agua, por lo que el efecto (sobre los resultados de las embotelladoras) podría minimizarse", dijo Marisol Huerta, analista de Banorte-IXE en un reporte.
La propuesta todavía tiene que ser aprobada por el Congreso y promulgada por el ejecutivo, para entrar en vigor hasta el 2014.
En el pasado, el Gobierno mexicano ya había aplicado en el 2002 impuestos especiales a los refrescos de hasta 20%, pero al contrario de esta nueva reforma, era para los refrescos y bebidas que utilizaban endulzantes distintos a la azúcar de caña.
Luego más tarde en el 2006, el impuesto fue derogado, recordó Huerta.
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Entre los aspectos más destacables de dicha reforma, está que no se gravarán con IVA alimentos ni medicinas. Además, se busca obtener adicionalmente 1.4% del PIB y eliminar la consolidación fiscal.
El presidente Enrique Peña Nieto definió como socialmente justa y económicamente responsable su decisión de mantener sin impuesto al valor agregado (IVA) los alimentos y las medicinas. La reforma hacendaria es, aseguró, "altamente progresiva" porque "pagarán más los que más ganen", y elimina injustificables privilegios fiscales.
Con el proyecto ?añadió? "se establece un sistema hacendario más justo, simple y transparente, y contribuirá a reducir los elevados niveles de desigualdad entre los mexicanos". Además, "retoma y da cumplimiento a los compromisos del Pacto por México en materia fiscal".
La reforma pretende fomentar el empleo formal y cambia el paradigma tradicional con un régimen de incorporación fiscal para nuevas empresas y las que decidan regularizarse, en el cual inicialmente no pagarán impuestos y habrán de incrementarse de manera gradual.
En materia de gasolinas y diésel, si bien propone eliminar el subsidio de manera gradual, planteó incrementos mensuales menores a los actuales a fin de "aminorar el impacto".
Cuatro ejes de acción
Flanqueado por los líderes de los partidos firmantes del Pacto por México y con los gobernadores y los integrantes del gabinete a ambos lados del estrado, Peña Nieto habló frente a los líderes de las cúpulas empresariales en Los Pinos, legisladores y analistas económicos. Recibió 15 aplausos a lo largo de los 28 minutos de su discurso.
Ubicó cuatro ejes de acción del gobierno federal en su propuesta: pensión universal, seguro de desempleo, sustento financiero a la reforma educativa, elevación del crecimiento económico.
Al mismo tiempo, y como los mexicanos ?aseguró? demandan un crecimiento del país, "desde ahora", junto a la propuesta hacendaria envió al Congreso de la Unión un Programa de Aceleración del Crecimiento Económico para responder "al insuficiente desempeño de la economía".
Para financiar este programa, la administración federal propone un déficit de 0.4 por ciento del producto interno bruto (PIB) en este año para evitar recortes en el gasto público ante la reducción de los ingresos fiscales.
Con base en el fortalecimiento de las finanzas públicas, de aprobarse la reforma hacendaria se plantea un déficit de 1.5 por ciento del PIB en 2014, a fin de estimular la economía nacional. Aclaró Peña Nieto que estos déficits serán transitorios, ya que reconocen la desaceleración de la economía ante factores externos e internos, "y son una propuesta consistente en el manejo responsable de las finanzas públicas".
Además, se prevé acelerar la ejecución del gasto público, reasignando recursos hacia aquellos proyectos de rápida instrumentación. Adicionalmente incluye medidas de apoyo a la vivienda, a la construcción, mayores recursos para la banca de desarrollo, así como para incrementar el consumo e inversión del sector privado.
Peña Nieto dijo que aplicar impuestos a insumos traería "efectos adversos" en el consumo y el bienestar; de ahí su decisión de mantener sin IVA alimentos y medicinas, lo mismo que servicios médicos, transporte urbano y libros y revistas.
En cambio, la reforma hacendaria plantea un impuesto a las bebidas endulzadas para disminuir su consumo y reducir los altos índices de obesidad en los mexicanos, así como impuestos "verdes".
En tal sentido, se instrumentará un gravamen especial por unidad de carbono emitida, a fin de desincentivar las emisiones que afectan el medio ambiente y agravan el cambio climático.
Se trata, dijo enseguida, de una "reforma justa, porque es altamente progresiva", donde pagarán más quienes mayores ingresos obtienen. Y por ello enumeró de inmediato su propuesta de gravar fiscalmente las ganancias que las empresas pagan a sus dueños, las utilidades obtenidas de la bolsa de valores, eliminar tres cuartas partes de los tratamientos preferenciales y prácticamente la mitad de los regímenes especiales.
Respecto de esto último, puntualizó: "Sólo se mantendrán los que representan amplios beneficios fiscales y los de probada eficacia para apoyar el crecimiento de la economía".
En materia tributaria no mencionó modificación alguna a la tasa del impuesto sobre la renta (ISR). Sin embargo, propone una nueva ley para su pago, "más sencilla, corta y clara". También establece desaparecer el impuesto empresarial a tasa única (IETU), así como el impuesto a los depósitos en efectivo (IDE), y plantea eliminar el régimen de consolidación fiscal.
Respecto de Petróleos Mexicanos (Pemex), Peña Nieto habló del diseño de un nuevo régimen fiscal, "como el de cualquier otra empresa petrolera del mundo, lo que le permitirá hacer mayores inversiones en favor del desarrollo nacional".
Para cerrar, dijo que su proyecto no eleva el gasto corriente del gobierno federal y aseguró que por ley se establecerá que "en tiempos de elevado crecimiento económico y altos ingresos tributarios" se tenga un ahorro para usarse en los momentos de menor dinamismo económico, así como crear un fondo de ahorro de largo plazo.
En general, el paquete económico para 2014, que antes de esta ceremonia fue entregado en la Cámara de Diputados, estima incrementar la recaudación en 1.4 por ciento del PIB y llegar a 3 por ciento para 2018, del cual un punto porcentual se canalizará a estados y municipios.

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